Lienzo para la vida
En mi familia tenemos un ejemplo de emprendimiento del que siempre me he sentido muy orgulloso. Cuando mis papás se casaron, en el año 1952, mi abuelo materno había decidido venirse a vivir a Bucaramanga. Mi papá tomó la decisión de venirse con mi mamá a la Ciudad Bonita, como le dicen a Bucaramanga, a ejercer su amada medicina, a construir su familia, y esa decisión cambió nuestra vida… para bien, lógicamente.
Mi familia materna tiene una historia muy relevante en la historia política del país que, aun cuando no voy a abordar en este momento, creo pertinente mencionar para contextualizar. Mi abuelo era un hombre muy decidido, persistente, coherente, estricto y, al mismo tiempo, inmensamente tierno y bondadoso. Mi abuela también era estricta (aunque no tanto), muy cariñosa y absolutamente generosa en todo sentido, en particular con su tiempo, que es valiosísimo porque el tiempo es vida.