El propósito nos permite darle sentido a nuestra vida, teniendo un enfoque humano dentro de un mundo brutalmente competitivo. La idea es tener una motivación para trabajar, que trascienda el dinero y que entendamos que debemos pensar en el bien nuestro y en el bien de los demás.
Cuando nosotros logramos tener claridad sobre lo que amamos hacer (nuestra pasión) y que, a su vez, sean temas para los que tenemos muchas destrezas y logramos utilizar estas destrezas para solucionar problemas a la sociedad y que ésta este dispuesta a pagarnos por dicha solución, podemos decir que nuestro trabajo tiene un verdadero propósito.
Comunicarnos con nuestros clientes, proveedores, socios o aliados en términos de nuestro propósito y nuestra pasión nos permite conectar con personas o empresas que se sienten identificados con nosotros y esto genera confianza y credibilidad. Si nos limitamos a describir nuestros productos o servicios, hablando de sus características y beneficios, las relaciones con la comunidad son únicamente un intercambio de dinero por nuestros productos y servicios.
Este es mi propósito:
Me dedico ayudar a la mayor cantidad de gente posible a darle sentido a sus vidas y a lograr su propósito, sus metas y objetivos. Mi trabajo consiste en crear contenidos y ofrecer charlas, talleres, asesorías y cursos en línea sobre filosofía empresarial, sobre como convertir nuestra pasión y propósito en un modelo de negocio rentable, como diseñar una estrategia para definir lo que deseamos lograr y cómo vamos a lograrlo y como utilizar los conceptos y las herramientas adecuadas para ejecutar nuestros planes de acción con un enfoque gerencial.
Mi vida profesional siempre ha girado alrededor de la estrategia, la gerencia, la tecnología y el mercadeo. En mi caso, lo que me ha permitido mantenerme motivado ha sido que realmente siento una gran pasión por estos cuatro temas. Decidí emprender desde muy joven, sin mucha experiencia y con la soberbia y la estupidez dignas de la juventud, pero no me quejo de los resultados. Durante este tiempo al frente de la empresa, ha habido buenos momentos y otros no tan buenos, pero todos me han dejado algún tipo de enseñanza. Con los años aprendí que cometer errores es inevitable (incluso necesario) a cualquier edad, pero lo que sí podemos evitar es cometer el mismo error varias veces.
Para contextualizar el tema de nuestro propósito, analicemos la diferencia entre un padre de familia que tiene como propósito superior en la vida hacer felices a su mujer y a sus hijos. Claramente, este debe ser viable económica y financieramente, pero también es claro que se necesitan otros factores para cumplirlo; por el contrario, si una persona tiene como propósito superior ganar dinero, puede ser una decisión que no sea conveniente para su bienestar y el de su hogar.
Lo mismo sucede en las empresas. Si el propósito superior de una compañía es, por ejemplo, conseguir el bienestar de sus clientes o empleados, está implícito que debe ser rentable para lograrlo, pero también que está primero el bienestar de sus clientes y empleados antes que la rentabilidad. En este caso, la rentabilidad es un resultado que se obtiene al trabajar por un propósito superior.
Si analizamos la palabra emprender, podremos comprender que no se limita a la creación de empresas. Un domingo emprendemos cuando decidimos preparar una lasaña casera estilo italiano o un asado de punta de anca (picaña en el sur de Suramérica) aromatizada con romero, estilo gaucho; entonces, básicamente, todo lo que hacemos es un emprendimiento. ¿Cuántos de nuestros emprendimientos en la vida son exitosos? O mejor aún,
¿podemos controlar que lo sean?
¡La respuesta es no! Lo que sí podemos es disfrutar el proceso de cada emprendimiento, pues eso sí depende de nosotros. No llevo las cuentas, pero tengo claro que la mayoría de los proyectos que he emprendido en mi empresa no han llegado a feliz término; sin embargo, les puedo asegurar que he disfrutado muchos de ellos. De hecho, como les decía, esa pasión ha sido mi motor y mi principal motivación.
Para mi hermano y para mí es un gusto y un placer ayudar a nuestros clientes a trabajar de manera inteligente para lograr lo que se proponen, pero también asegurarnos de disfrutar el proceso para que nuestros clientes también lo disfruten. Somos una empresa realista, que no crea falsas expectativas, por lo que les hacemos saber a nuestros clientes que cada campaña y cada proyecto pueden ser exitosos o no. Una de las cosas que siempre hacemos antes de empezar a ejecutar es confirmar que las metas, objetivos y planes de acción estén claros, para así poder planear, dirigir, medir y controlar el proceso y, a la vez, aprender de él.
Si analizamos el tema de los procesos y los resultados desde un punto de vista estoico, podríamos decir que cuando emprendemos debemos ser conscientes de la dicotomía del control.
En otras palabras, tenemos que entender que solo podemos controlar algunas variables que determinan si logramos o no nuestras metas. Lo importante es disfrutar el proceso y concentrarnos únicamente en las variables que sí podemos controlar. Eso nos puede garantizar que no dependamos del resultado para gozarnos nuestro emprendimiento.