Aquí es donde nuestra creatividad y nuestros conocimientos entran en juego. Ya sabemos que hay un problema real, que numerosas personas tienen ese inconveniente y que muchas de ellas están dispuestas a pagarnos por darles la solución. Ahora el reto es diseñar una solución que sea la que esas personas desean, que tengamos la capacidad de ejecutarla y que el precio que están dispuestas a pagar por ella nos permita ser rentables.
Este proceso es muy similar a la definición del problema. Aquí también te recomiendo crear una tabla, en la cual vas a listar, primero, los medios de los que dispones para solucionar el problema planteado. En nuestro ejemplo, yo cuento con algunos conocimientos, con herramientas tecnológicas, con cierta capacidad de expresión y, lo más importante para mí: tengo un gusto infinito por estos temas y por mi propósito superior.
Después, en tu lista, vas a determinar los objetivos específicos que buscas con cada uno de esos medios de los que dispones. Esto te va a permitir definir un objetivo general de tu solución, que consiste en la sumatoria de tus objetivos específicos. De ahí partes para establecer el resultado directo y los resultados indirectos de tu objetivo general. Créeme: es muy sencillo. De hecho, en las plataformas a las que tienes acceso estará RITA, tu asesora estratégica virtual, que te va a llevar paso a paso por todo el proceso. Lo podrás hacer a tu propio ritmo, porque RITA es muy paciente.