Ahora debemos entender la diferencia entre la planeación de una empresa a mediano y largo plazo y la planeación operativa. Como lo hemos mencionado en este libro, la planeación estratégica es un proceso en el que se definen el propósito superior de la empresa, las metas a largo plazo para alcanzar el propósito fijado, los objetivos que debemos lograr para cumplir cada meta y los planes de acción para conseguir cada objetivo. Es estratégico porque definimos el propósito y las metas de la empresa y, lógicamente, la forma en la que esperamos conseguirlos.

Igual de importante es tener un plan operativo. Un equipo gerencial debe planear la ejecución de esos planes de acción mensual, semanal e, incluso, diariamente. Aquí entran a desempeñar un papel clave nuestros planes de acción detallados y las tareas precisas, con fechas, responsables e indicadores de gestión. Un buen plan operativo nos va a permitir identificar cuándo se está atrasando un plan de acción o no está dando los resultados esperados, lo cual nos va a permitir tomar los correctivos necesarios.

Si la gerencia se encarga de diseñar los mecanismos que permitan hacer un seguimiento permanente a todos los integrantes de cada equipo de trabajo o área funcional, es muy probable que identifiquemos estos problemas a tiempo para evitar que los problemas crezcan y sean más complicados, complejos y costosos de solucionar.