Mi papá solía decir que el lugar más feliz del mundo era la sala de cirugía. Tales palabras, viniendo de un médico cirujano, representan una profunda pasión y un gran amor por su trabajo. Esto, a su vez, representa normalmente una altísima calidad en el ejercicio de su profesión y una verdadera vocación de servicio. En el caso de mi señor padre, ese era exactamente el caso.

En la medida en que nosotros nos conozcamos lo suficiente para saber lo que amamos hacer y que esa pasión esté en sincronía con nuestras fortalezas, podremos garantizar dos cosas:  excelencia profesional y pleno disfrute de nuestro trabajo. En otras palabras, nuestra vida tendrá mucho sentido, lo cual se va a reflejar en la forma en la que interactuemos con nuestra familia, nuestros amigos y las personas con las que trabajemos: vamos a transmitir alegría y, además, podríamos convertirnos en una fuente de inspiración.

El influenciador canadiense Simon Sinek se ha dedicado durante varios años a investigar la manera en la que los grandes líderes y oradores de la historia han logrado llegar a sus audiencias con altísima efectividad. Sinek afirma haber decodificado la forma en la que personas como Abraham Lincoln, Martin Luther King o Steve Jobs se comunicaban:  ellos explicaban por qué hacían lo que hacían. Él expresa que, infortunadamente, la mayoría de las personas —y de las empresas— solo nos concentramos en decir qué hacemos y cómo lo hacemos.

Sinek llama a esto el círculo dorado: en la parte exterior del círculo está qué hacemos (y todos sabemos lo que hacemos), después viene el cómo lo hacemos (solamente algunas personas saben y documentan cómo hacen lo que hacen) y en el centro del círculo está por qué lo hacemos. ¿Ustedes qué dirían si yo les contara que utilizo la metodología de modelación y validación de negocios Canvas, las estrategias de negocios y mercadeo para definir metas, objetivos y planes de acción, la metodología marco lógico combinada con el análisis DOFA y con Balanced Scorecard (BSC) para definir prioridades, la gerencia y la tecnología digital de mercadeo y ventas en línea para automatizar las estrategias y, así, ayudar a las personas a desarrollar sus empresas y emprendimientos?  

Eso es un ladrillo absolutamente terrible y aburrido, y lo más probable es que la mayoría de ustedes piense que mi trabajo es una jartera. En cambio, si yo les digo que mi equipo y yo estamos cambiando la historia de los negocios y de la distribución de la riqueza al darles a los pequeños empresarios acceso a las mismas tecnologías y estrategias de negocio que utilizan las grandes corporaciones, de pronto así sería más probable que ustedes se animaran a tomar un café conmigo, creería yo.

Como decían Sócrates y Epicteto (cada uno en su tiempo), podemos comparar el bien que la filosofía le hace a nuestra nuestra mente con el beneficio que la medicina le produce a nuestro cuerpo. La filosofía nos permite analizar si nuestros pensamientos y creencias son coherentes con la forma en la que llevamos nuestra vida. En la medida en que nosotros seamos coherentes entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos, vamos a tener una mejor calidad de vida. Los estoicos llamaban a esto ser virtuosos, y consideraban que la verdadera tranquilidad de una persona se daba únicamente si era virtuosa. Como seres humanos, debemos tener clara nuestra filosofía de vida, así como conocernos lo suficientemente bien para saber qué consideramos apropiado y qué no, para así tener claros nuestros límites.

En ese orden de ideas, estaremos seguros de que nadie podrá decirnos cuál es el sentido de nuestra vida. Solo nosotros podemos darle sentido a nuestra vida. Si nosotros logramos conocernos lo suficiente para saber cómo podremos conseguir que nuestras destrezas y habilidades le generen valor a alguien y disfrutamos nuestra cotidianidad, vamos por muy buen camino. Si logramos tener una motivación para trabajar que trascienda el tema económico, podremos darnos por muy bien servidos porque le hemos encontrado un sentido a la vida.